domingo, 15 de abril de 2012

Renunció a la vida fácil, cómoda y burguesa a la que parecía destinado para buscar su propia voz. La encontró en todos los que sufrían el dolor y la injusticia. Fue farmacéutico, actor, bohemio, traductor, profesor y, por encima de todo, poeta. Tuvo una vida de leyenda porque, como él decía, “los grandes poetas no tienen biografía, tienen destino” Conoció el dolor y el sufrimiento, padeció la injusticia, tomó partido por los que perdieron todas las guerras y sufrió la incomprensión y el exilio. Se llamaba Felipe Camino de Galicia de la Rosa. Le conocemos como León Felipe.
“LAS SIRENAS”
Hoy tengo el vino dulce y en la sangre el ritmo vago y sordo de una canción lejana y luminosa. ¿Quién canta al otro lado de las nubes? ¿No estaban muertas las estrellas? Después que hayamos blasfemado con la razón enfurecida, hay que dejar abierta la loca ventana de los sueños, porque ocurre que hay días en que el hombre quiere engañarse y que le engañen… y él mismo se embarca en la primera playa y en el barco más frágil para ir a buscar a las sirenas.
"REVOLUCIÓN”
Siempre habrá nieve altanera que vista el monte de armiño y agua humilde que trabaje en la presa del molino. Y siempre habrá un sol también -un sol verdugo y amigo- que trueque en llanto la nieve y en nube el agua del río.

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