segunda-feira, 29 de outubro de 2018

Filiación del rocío (pedacito)


La mañana inicial sube embestida por la luz
principal y entrañable;
ya está nupcial soltando las palomas
entre la adolescencia de los árboles,
buscándolo,
tocándole lo verde que anda en la arbolada de su sangre,
lo verde flor que es él cuando amanece,
cuando amanece flor a flor de labios:
todavía aromado,
aún simiente,
aún simiente aroma enamorado,
amanece,
despierta lentamente por regiones de luz,
a pasos cálidos,
mientras que, panza arriba, el sol paterno
pasa sobre los humos del verano,
bebiéndolo,
lamiéndole la índole,
abriéndole la puerta de los párpados
por donde entra el día hasta su boca,
hasta su corazón verde y oceánico;
sube, viene,
lo busca la mañana
y aún tiene en la piel mujer y mosto,
su mujer moscatel en el costado,
dormida todavía como greda,
gredosa e inocente a su costado,
como greda dormida en la inocencia del barro maternal
que está soñando;
así,
tirado así de las raíces,
Lucas Romero asume la mañana.


Armando Tejada Gomez

Bokanté + Metropole Orkest - All The Way Home

https://www.youtube.com/watch?v=KZrr5v9N4o4

Barro sin luz



¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.


Pablo Neruda

Con esta boca, en este mundo

No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos.

Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta  dura nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento.

Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo con la lengua cortada.

¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes que más temí perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.
Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía.

Hemos ganado. Hemos perdido,
porque ¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?

Olga Orozco

Fragmento de Tabaquería

Hice conmigo lo que no sabía hacer.
Y no hice lo que podía.
El disfraz que me puse no era el mío.
Creyeron que yo era el que no era, no los desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
la tenía pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi en el espejo,
estaba desfigurado.
Estaba borracho, no podía entrar en mi disfraz.
Lo acosté y me quedé afuera,
Dormí en el guardarropa
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo.
Voy a escribir este cuento para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosa que yo hice
y no encontrarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente:
Pisan los pies la conciencia de estar existiendo
como un tapete en el que tropieza un borracho
o la esterilla que se roban los gitanos y que no vale nada.

Fernando Pessoa

Benedetti...

Cada vez que nos dan clases de
          amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de
          amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros

en mi región hay calvarios de
          ausencia
muñones de porvenir / arrabales
          de duelo
pero también candores de
          mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde
          sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo
          de otoño
sentimientos insoportablemente
          actuales
que se niegan a morir allá en lo
           oscuro

el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las
           remembranzas
y hay que tirar rencores por la
          borda
en el fondo el olvido es un gran
          simulacro
nadie sabe ni puede / aunque
           quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de
          fantasmas
esos romeros que peregrinan por
          el olvido
como si fuese el camino de
           santiago

el día o la noche en que el olvido
          estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y de
          maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por
          el mundo
y esa verdad será que no hay
          olvido


MARIO BENEDETTI

segunda-feira, 15 de outubro de 2018

Desdoblamiento en máscara de todos

Lejos,
de corazón en corazón,
más allá de la copa de niebla que me aspira desde el fondo
del vértigo,
siento el redoble con que me convocan a la tierra de nadie.
(¿Quién se levanta en mí?
¿Quién se alza del sitial de su agonía, de su estera de zarzas,
y camina con la memoria de mi pie?)
Dejo mi cuerpo a solas igual que una armadura de intemperie
hacia adentro
y depongo mi nombre como un arma que solamente hiere.
(¿Dónde salgo a mi encuentro
con el arrobamiento de la luna contra el cristal
de todos los albergues?)

Abro con otras manos la entrada del sendero que no sé adónde da
y avanzo con la noche de los desconocidos.
(¿Dónde llevaba el día mi señal,
pálida en su aislamiento
la huella de una insignia que mi pobre victoria arrebataba al tiempo?)
Miro desde otros ojos esta pared de brumas
en donde cada uno ha marcado con sangre el jeroglífico de su soledad,
y suelta sus amarras y se va en un adiós de velero fantasma
hacia el naufragio.
(¿No había en otra parte, lejos, en otro tiempo,
una tierra extranjera,
una raza de todos menos uno, que se llamó la raza de los otros,
un lenguaje de ciegos que ascendía en zumbidos y en
burbujas hasta la sorda noche?)
Desde adentro de todos no hay más que una morada
bajo un friso de máscaras;
desde adentro de todos hay una sola efigie que fue
inscrita en el revés del alma;
desde adentro de todos cada historia sucede en todas partes:
no hay muerte que no mate,
no hay nacimiento ajeno ni amor deshabitado.
(¿No éramos el rehén de una caída,
una lluvia de piedras desprendida del cielo,
un reguero de insectos tratando de cruzar la hoguera del castigo?)
Cualquier hombre es la versión en sombras de un
Gran Rey herido en su costado.
Despierto en cada sueño con el sueño con que Alguien
sueña al mundo.
Es víspera de Dios.
Está uniendo en nosotros sus pedazos.

Olga Orozco

Emily Dickinson

Pruebo un licor jamás destilado—
En jarras de Perlas—
¡No todas cubas junto al Rin
Producen semejante alcohol!

Ebria de aire—estoy—
Y Embriagada de Rocío—
Tambaleándome—los interminables días de verano—
Por posadas de Incandescente Azul—

Cuando los Dueños echen a la Abeja borracha
Por la puerta de la Dedalera—
Cuando las Mariposas—renuncien a su licor
¡Yo beberé más!

¡Hasta que los Ángeles se quiten sus nevados Sombreros—
Y los Santos—corran a las ventanas—
Para ver a la pequeña Bebedora
Reclinada contra el Sol!

e.e. cummings

terça-feira, 9 de outubro de 2018

Agua viva

Escribo sin la esperanza de cambiar nada.
No cambiar nada… porque en el fondo no estamos tratando de cambiar las cosas; estamos queriendo florecer.
Pero si espero a comprender para aceptar las cosas nunca se producirá el acto de entrega.
Tengo que dar el salto de una sola vez, un salto que abarca la comprensión y sobre todo la incomprensión.
¿Y quién soy yo para atreverme a pensar? Lo que debo hacer es entregarme.
¿Cómo se hace? Sé, no obstante, que sólo andando se sabe andar y -milagro- se anda.

Clarice Lispector.


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segunda-feira, 8 de outubro de 2018

Clube da Esquina

O Clube da Esquina foi um movimento musical brasileiro surgido na década de 1960 em Belo Horizonte - Minas Gerais, onde jovens músicos começaram a se reunir. Seu som se fundia com as inovações trazidas pela Bossa Nova a elementos do jazz, do rock – principalmente os Beatles –, música folclórica dos negros mineiros com alguns recursos de música erudita e música hispânica. Nos anos 70, esses artistas tornaram-se referência de qualidade na MPB pelo alto nível de performance e disseminaram suas inovações e influência a diversos cantos do país e do mundo.

https://www.youtube.com/watch?v=GGmGMEVbTAY&list=PLQSGKwfvWpEGqdKb2J9lfKG_0Dadqj3Uk





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De mí, una guitarra

Cuando yo me haya ido
-qué triste que me vaya-
de esta madera mía
que me hagan una guitarra.

Cuando termine la muerte,
si dicen: “¡A levantarse!”,
a mí que no me despierten.

Que por mucho que lo piense,
yo no sé lo que me espera
cuando termine la muerte.

Que yo me conformo siempre,
y una vez acostumbrado
a mí que no me despierten.

Para encontrarme conmigo
vuelvo a salir a la calle,
calle del tiempo perdido.

Para encontrarme contigo
estoy buscando en el suelo
las huellas de su sonido.

Para encontrarme con nadie
me pongo a mirar arriba,
¡Auxilio, que Dios me ampare!

Mis cuentas no están cabales:
me falta una golondrina
y me sobran tres cristales.

Mira qué cosa tan rara:
pasé la noche contigo
estando solo en mi cama.

En este día cualquiera
párate a ver cómo canta,
antes que me vaya fuera,

mi corazón en tu mano
y tu boca en mi garganta
por la mañana temprano.

Ponte a vivir como loco:
ama, ríe, bebe, olvida.
Puesto a vivir todo es poco
por más que dure la vida.

El mar no puede morir,
se quedará navegando
aunque no haya nadie aquí.

Si otros no buscan a Dios
yo no tengo más remedio:
me debe una explicación.

No digo que sí o que no.
Digo que si Dios existe
no tiene perdón de Dios.

No digo que no o que sí.
Digo que me gustaría
que Él también creyera en mí.

Yo no le guardo rencor.
Si le encuentro alguna vez
nos perdonamos los dos.

Mi pobre tierra no puede
darme lo que estoy buscando.
Nadie da lo que no tiene.

Yo no culpo a Andalucía,
sé muy bien que a su esperanza
le pasó lo que a la mía.

Averigua quién te dio
esas ganas de morirte.
Ha tenido que ser Dios.

Ha tenido que ser Dios
un día que estaba triste.
No tiene otra explicación.

Manuel Alcantara

El antipoeta

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios.

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario.

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.

Nicanor Parra


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La casa del silencio

La casa del silencio
se yergue en un rincón de la montaña,
con el capuz de tejas carcomido.
Y parece tan dócil
que apenas se conmueve con el ruido
de algún árbol cercano, donde sueña
el amoroso cónclave de un nido.

Tal vez nadie la habita
ni la quiere,
Y acaso nunca la vivieron hombres;
pero su lento corazón palpita
con un profundo latir de resignando,
cuando el rumor la hiere
y la sangra del trémulo costado.

Imagino, en la casa del silencio,
un patio luminoso, decorado
por la hierba que roe las canales
y un muro despintado
al caer de las lluvias torrenciales.

Y en las noches azules,
la pienso conturbada si adivina
un balbucir de luz en sus escaños,
y la oigo verter con un ruido
ya casi imperceptible, contenido,
su lor paternal de tres mil años.

 José Gorostiza

William Blake

Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?
¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?
¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?
¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?
Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?
Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?