sábado, 15 de julho de 2017

Yasutani Kawabata

                        (Osaka, 1899 - Zushi, 1972) Escritor japonés que obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1968 por su "pericia narrativa, capaz de expresar la idiosincracia japonesa con enorme sensibilidad". Fue sobre todo un refinado transmisor de atmósferas y emociones, que plasmó con un lenguaje de singular belleza lírica. Sus temas intimistas, a menudo amorosos, son exploraciones de la soledad y de las delicadas relaciones del individuo con los otros y con la naturaleza.
Tuvo una infancia trágica, signada por la sucesiva muerte de sus familiares más próximos. Completamente solo en el mundo a partir de los quince años, "niño sin familia ni hogar", como se autodefinía, completó su educación en un internado y luego en la universidad imperial de Tokio, donde se licenció. Su temprana pasión literaria lo llevó a participar en grupos de vanguardia como el de los neosensacionistas, que oponían el lirismo y el impresionismo al realismo social de los escritores proletarios, y fue un activo impulsor de movimientos y revistas.

En 1925 publicó Diario íntimo de mi decimosexto cumpleaños, género muy frecuentado por los autores japoneses, pero su estilo cobró verdadera personalidad y madurez en los relatos de La bailarina de Izu (1926). Kawabata, cuya sensibilidad le permitía meterse como nadie en la piel de sus personajes femeninos; cultivó un tipo de novela breve, casi en miniatura, desgarrada y episódica. Su obra cumbre es quizá País de nieve (1937), que narra la relación entre una geisha que ha perdido la juventud y un insensible hombre de negocios tokiota.



Entre los títulos destacados de su producción figuran asimismo Mil grullas (1951), El sonido de la montaña (1954), donde intenta recuperar parte de los valores desplazados ante la irrupción de la cultura norteamericana, El lago (1955), La casa de las bellas durmientes (1961), Kyoto (1962), y Lo bello y lo triste (1965); hacia el final de su carrera se centró casi exclusivamente en la ensayística y la crítica literaria.

Fue presidente del PEN Club japonés durante cuatro años y en 1959 le otorgaron en Frankfurt la medalla de Goethe. El 16 de abril de 1972, enfermo y deprimido, dolido sin duda por la muerte de su amigo Y. Mishima, que lo había definido como un "viajero perpetuo", Kawabata se suicidó en un pequeño apartamento a orillas del mar. Ese mismo año se publicaría póstumamente la biografía ficticia El maestro de Go

sexta-feira, 14 de julho de 2017

un poema maravilloso de Pablo Neruda

XX
A Grande Alegria

A sombra que indaguei já não me pertence.
Eu tenho a alegria duradoura do mastro,
a herança dos bosques, o vento do caminho
e um dia decidido sob a luz terrestre.

Não escrevo para que outros livros me aprisionem,
nem para encarniçados aprendizes de lírio,
mas para singelos habitantes que pedem
água e lua, elementos da ordem imutável,
escolas, pão e vinho, guitarras e ferramentas.

Escrevo para o povo ainda que ele não possa
ler a minha poesia com seus olhos rurais.
Virá o instante em que uma linha, a aragem
que removeu a minha vida, chegará aos seus ouvidos,
então o labrego levantará os olhos,
o mineiro sorrirá quebrando pedras,
o caldeireiro limpará a fronte,
o pescador verá melhor o brilho
dum peixe que palpitando lhe queimará as mãos,
o mecânico, limpo, recém-lavado, cheio
do aroma do sabão, olhará meus poemas,
e talvez eles dirão: “Foi um camarada”.

Isso é bastante, essa é a coroa que quero.

Quero que à saída da fábrica e das minas
esteja a minha poesia aderida à terra,
ao ar, à vitória do homem maltratado.
Quero que um jovem ache na dureza
que construí, com lentidão e com metais,
como uma caixa, abrindo-a, cara a cara, a vida,
e afundando a alma toque as rajadas que fizeram
minha alegria, na altura tempestuosa.

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XX
La Gran Alegría

La sombra que indagué ya no me pertenece.
Yo tengo la alegría duradera del mástil,
la herencia de los bosques, el viento del camino
y un día decidido bajo la luz terrestre.
No escribo para que otros libros me aprisionen
ni para encarnizados aprendices de lirio,
sino para sencillos habitantes que piden
agua y luna, elementos del orden inmutable,
escuelas, pan y vino, guitarras y herramientas.

 Escribo para el pueblo aunque no pueda
 leer mi poesía con sus ovos rurales.
 Vendrá el instante en que una línea, el aire
 que removió mi vida, llegará a sus orejas,
 y entonces el labriego levantará los ojos,
 el minero sonreirá rompiendo piedras,
 el palanquero se limpiará la frente,
 el pescador verá mejor el brillo
 de un pez que palpitando le quemará las manos,
 el mecánico, limpio, recién lavado, lleno
 de aroma de jabón mirará mis poemas,
 y ellos dirán tal vez: «Fue un camarada.»

 Eso es bastante, ésa es la corona que quiero.

Quiero que a la salida de fábricas y minas
esté mi poesía adherida a la tierra,al aire,
a la victoria del hombre maltratado.
Quiero que un joven halle en la dureza
que construí, con lentitud y con metales,
como una caja, abriéndola, cara a cara, la vida,
y hundiendo el alma toque las ráfagas que hicieron
mi alegría, en la altura tempestuosa.

terça-feira, 11 de julho de 2017

Vicente Huidobro, Chile

 ARTE POÉTICA

     Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

     Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

     Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

     Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

     El Poeta es un pequeño Dios.



De El espejo de Agua, 1916