sexta-feira, 15 de fevereiro de 2019

Aldous Huxley, 1894 -1963 . Un mundo feliz....



Inclinados sobre los instrumentos trabajaban trescientos fecundadores, cuando el director de Incubación y Acondicionamiento entró en la habitación, sumidos en su silencio en que apenas se oía la respiración, inconsciente susurro de la atención más absorta. Una turba de novatos jovenzuelos, rosados y bisoños, le seguía nerviosa o, por mejor decir, abyectamente. Iban provistos de sendos cuadernos donde garrapateaban con ansia cuanto el gran hombre iba diciendo. Bebían la sabiduría en su propia fuente. Era un raro privilegio. El D.I.A. de la Central de Londres consideraba como cosa de su cometido acompañar a los nuevos alumnos por las diversas dependencias.
«Únicamente para darles una idea general», les decía.
Pues claro era que habían de tener alguna idea general para llevar a cabo un trabajo útil, si bien ésta fuera lo más breve posible para que pudieran ser a la par buenos y felices miembros de la sociedad; pues son los pormenores, como todo el mundo sabe, los que dan lugar a la virtud y a la felicidad, mientras que las generalidades son, intelectualmente consideradas, males necesarios. No son los filósofos sino los que se dan a la marquetería y los coleccionistas de sellos, quienes constituyen la espina dorsal de la sociedad.
Un mundo feliz
HUXLEY, Aldous

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