quinta-feira, 7 de março de 2019

Carson Mc Cullers

Asombra pensar que Carson McCullers escribiera a los 23 años una novela de la importancia de El corazón es un cazador solitario. Algo de niña prodigio debía de tener esta escritora sureña que queriendo ser pianista ingresó a tan pronta edad en la lista de los novelistas más relevantes de la literatura norteamericana. Algo de visionaria también, porque es asombroso cómo centrándose y concentrándose en una historia local, que se desarrolla en un barrio de una ciudad industrial de Georgia de la que no se cita el nombre, sin casi describir más de tres escenarios y alrededor de seis personajes que son los que marcan el sentido del relato, McCullers narró lo que en esos momentos agitaba el mundo. La historia procede de un esbozo, El mudo, que Carson escribió para presentarlo al concurso de primeras novelas de Houghton Mifflin. No obtuvo el premio pero le ofrecieron un contrato y eso la animó a seguir con el proyecto. El tema que vertebra el libro, según palabras que contó la escritora entonces, es “la rebelión del hombre contra su propio aislamiento interior y su necesidad de expresarse tan plenamente como le sea posible”. John Singer, el personaje central, un hombre sordo que perdió la capacidad de hablar pero no la de escuchar, se convierte en una suerte de ángel en el que unos seres deseosos de compartir su desesperación y sus anhelos depositan toda su confianza. Singer convivía con un muchacho con problemas mentales, el griego Antonapoulos, al que la familia ingresa en una institución psiquiátrica en Chicago. Aunque nunca se le pone nombre a la naturaleza de la relación que existe entre ellos intuimos que es amor, por lo desdichado que se siente Singer al verse privado de la compañía del amigo. Siempre tendrá presente a su compañero, en realidad, es en él en quien piensa todo el tiempo, pero convencido de que no es bueno entregarse a la soledad decide hospedarse en casa del joyero Kelly y allí empezará a recibir, como si fuera un confesor en el que confían los corazones solitarios, a los personajes centrales de esta novela construida como un puzle en el que el lector va encajando las piezas; las que faltan, son las que provocan el misterio, porque la prosa de McCullers es rica en incógnitas que nos dejan un efecto desasosegante. 

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