quarta-feira, 20 de fevereiro de 2013

Garcia Marquez, o Gabo


Apaciblemente, envuelto en el tibio clima de serenidad codiciada, sintió la liviandad de su muerte artificial y diaria. Se hundió en una amable geografía, en un mundo fácil, ideal; un mundo como diseñado por un niño, sin ecuaciones algebraicas, sin despedidas amorosas y sin fuerzas de gravedad. Gabriel García Márquez. Ojos de perro azul, La otra costilla de la muerte.

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