Palomas en una plaza de Rosario
Las palomas comen migas en la plaza,
repentinamente alzan el vuelo,
perciben el huracán que se avecina.
Nos dejan solos
martillando las ventanas,
atando culpas a las pesadas piedras,
guardando nuestros amores muertos
bajo las inscripciones.
Trencemos raíces en las sementeras,
que vuele sólo lo que deba volar
y que hondo cale aquello
por lo que llegamos a esta plaza.
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